sábado, septiembre 30, 2006

La Teoría de La Deformidad Original

La Iglesia Católica, contribuyendo a toda esta nueva moda de esquizear la mitología cristiana y hacer millones de dólares gracias a la malversación católica, nos ha engañado una vez más.

Si lo pensamos un poco, damas y caballeros, hay ciertas afirmaciones teológicas que resultan totalmente burdas e inconexas. Quizás durante mil años y más, el pueblo cristiano pueda haber estado tan subdesarrollado como para no darse cuenta de las pelotudeces que le metieron en la cabeza, como eso de que los curas no pueden fornicar. Pero hasta el momento pocos han hecho una crítica dialéctica a afirmaciones que no son otra cosa que mentiras tan grandes como la Muralla China. Por más que Ratzinger vuelva a subirse al ring con Darwin, hoy daré a conocer una nueva verdad.

La humanidad que hoy conocemos no es producto de un pecado original. De morder una manzana de mierda, que encima debía haber tenido un gusano por ahí. ¿Puede explicar que la pobreza, el odio, la guerra, el terrorismo, las mentiras y todo lo que hizo la humanidad hasta ahora fuera consecuencia ipso facto de que a una mujer, en medio de los cinco o diez minutos de descanso entre polvo y polvo del único hombre, mordiera una manzana? No, damas y caballos, niños y niñas, tamagochis y sims, no fue así. Es una autocontradicción en principio, aplicando años y años de lógica de Popper (los efectos de y el filósofo). Un mordisco en una manzana no explica tanta deformidad. ¡Solo la deformidad puede explicar la deformidad!

Ahora, esta es la revelación ancestral que he logrado rescatar de las oscuras garras de Dan Brown antes que logre escribir otro culebrón-best-seller:



NUNCA HUBO PECADO ORIGINAL. SINO... ¡LA DEFORMIDAD ORIGINAL!


Ahora bien, podría explayarme un poco más, pero a partir de aquí solo serán conjeturas e hipótesis a confirmar.

Por un lado, la doctrina más aceptada es la que pertenece a la orden de los San Deformiños, quienes aseguran que en el paraíso se gestó un verdadero melodrama psicológico. Según las mismas palabras de San Deforme: "Haberum simple telenovelus questa bajo presupuestus". Calculan que luego de haber descubierto "Edad de Piedra" y "Domesticación de animales" (que según la enciclopedia del Age of Empires incrementa en 5 unidades de alimento ciervo cazado), Adán comenzó a experimentar con nuevas maneras de unirse carnalmente con la Duarte. Si bien el arte del sexo oral se cree que fue el primer avance del Kama Sutra edénico, Adán, como luego lo harían todos sus hijos hasta el Día del Juicio Final (en el que no les quedará más remedio que aflojar un cacho, viste?), era notablemente aficionado a estas prácticas. No entraremos en detalles acerca de las innovaciones introducidas por el hombre hecho de barro, para eso puede consultar la Biblioteca Nacional, o la más cercana de su barrio. El hecho es que poco a poco logró lobotomizar a Eva para exigirile más, digamos, "dedicación" o "maestría". Imagínense, damas y caballos, que la pobre mujer estaría un poco cansada de esta práctica que ocasiona dificultades para respirar.

Entonces le ordenó a Eva que practique, que por su propia cuenta recorra el jardín del Edén practicando la oralidad con todos los elementos que puedan aportarle entrenamiento en el antiguo arte. Teniendo en cuenta que las leyes laborales y el sindicalismo no estaba muy avanzado para los primeros meses de la Creación, así que solo obtuvo a cambio quince minutos más de descanso y un franco a la semana (que, como se darán cuenta, conllevó al descubrimiento de la masturbación masculina, casi como una necesidad histórica).

Eva pasó sus días experimentando, y probando. Dando rienda suelta a su imaginación, combinando el amor por hombre, lamentablemente el único disponible en aquel entonces, y las técnicas del buen lamer. Probó bananas, coliflores, espigas de trigo, ramitas de árbol, obviamente la manzana prohibida y también la serpiente y siguió y siguió. Algunos deformiños insisten en que llegó a probar peces vivos y hasta rocas. Los de la escuela Ratzingeriana, más conservadores, aceptan y a regañadientes que solo practico con sus propios dedos.

Pero, una soleada tarde el señor dios paseaba por el universo charlando con superman hasta que vio algo que lo dejó impactado: ¡Eva lamiendo una cebolla!

-¡Por mi mismo!- dijo el guitarrista de Led Zepelin- ¿Acaso estos dos seres que he creado con mi amor pueden ser TAN deformes? ¡Entonces les esperan cien siglos de deformidad!

Y fue entonces, damas y caballeros, cuando comenzó la historia tal cual nosotros la conocemos, con sus mentiras y sus verdades.

Eugenio, atentamente.

jueves, septiembre 28, 2006

Ideas al pasar

No pretendo profundizar este tema, pero voy a dejar escrito lo poco que se me ocurrió.

Estuve leyendo artículos acerca de la progresiva (aunque lenta) incorporación de la mujer al mercado laboral, y junto a este fenómeno, se dan cambios en las relaciones privadas de la sociedad, con una tendencia decreciente del machismo en la sociedad. Con esto no me refiero que los hombres sean o piensen menos sexistamente que antes, pero al menos en los hechos se van registrando cambios que poco a poco irán cambiando las formas de pensar.

Teniendo en cuenta que la sociedad patriarcal y monogámica es la que más énfasis hace sobre la propiedad y el patrimonio individual y que en este tipo de sociedad hasta el dia de hoy vigente siempre hubo una relación desventajosa para el género femenino (no, no quiero entrar en debates acerca de los sexos intermedios, otro día) dentro de su "poder social" que se verifica en su capacidad de acceder al empleo y de ganar dinero, estos cambios podrían llevar tal vez a un cambio social de mayor envergadura.

De todas formas, aún estoy pensando en la objetivización de la mujer, que en cierta forma continúan impidiendo el acceso de la mujer como sujeto social integrado y por ello dotada de poder social. Al hablar de objetivización de la mujer me refiero a la objetivización de su cuerpo y su género, en otras palabras, que una mujer joven y bella tenga muchas más probabilidades de triunfar en el mercado laboral, sobre todo el más aberrante mercado ligado a la pornografía y el erotismo. Además, y más indirectamente, que exista una serie de productos y necesidades más amplias destinadas a la mujer que al hombre. Esto es dudoso, lo admito y habría que tener cuidado al hablar de esto. Por cuestiones de obviedad excluyo todo lo que es necesario fisiológicamente (en particular toallas femeninas y accesorios afines), pero pretendo enfocarme en esa necesidad objetivada del cuerpo de la mujer, que haya muchas más mujeres que se someten a cirugías estéticas que hombres; que los hombres como artículos cosméticos solo tienen desodorante, perfume y crema de afeitar nada más mientras que las mujeres tienen , además, cremas para todo lugar y efecto; los productos dietéticos que apuntan al target femenino; revistas de divulgación específicamente femeninas que brindan información acerca del "ser mujer" (refiriéndose a la moda textil, la cocina, la belleza y sus tratamientos, etc.).


Lo interesante del asunto, es que las revistas dirigidas al público masculino tienen en su portada (así como en su interior) fotos de mujeres (generalmente) mientras que las revistas de mujeres tienen en su portada... fotos de mujeres.

Lo que intento apuntar es... ¿los cambios que se dan en las relaciones laborales y materiales con un avance del poder social femenino en detrimento del masculino cambiarán las relaciones privadas particulares, específicamente las relacionadas a la pareja y el matrimonio, junto con la percepción social de la mujer?

Eugenio, atentamente

La Leyenda de La Cabra Negra.

En un rato de ocio, antes de la hora fijada para la cena, el pequeño Eugenio, que en aquel entonces era conocido simplemente como "El Rubio", se encontraba descansando solo en su habitación del hotel tilcarahuense en el que se había alojado. Era una habitación con seis camas, que compartía con algunos compañeros de su división. El viaje hasta el momento resultaba increíble para los ojos urbanizados del pequeño Eugenio que en aquel año contaba dieciséis abriles, o mejor dicho, diciembres. Hay ciertos momentos que, luego de estar conviviendo día y noche con treinta o sesenta personas, uno desea estar solo y olvidarse de tener que decir qué se estaba haciendo o despreocuparse por encontrar algún indeseable.
Dejó la puerta de la habitación abierta, no tenía nada que ocultar. Y en la cama del medio, se fue a sentar. Eran tantas las emociones que invadían la mente del pequeño Eugenio que por un momento olvidó donde estaba. Entre las pintorescas casas de estilo colonial, los paisajes puneños, las leyendas que le contaron los locales y los mates con muña muña que deleitó con sus compañeros llegó a vivir una especie de trance en el que sus pensamientos volvían por fin a si mismo, digamos "a cargar combustible" en sentido figurado.
Abrió los ojos y solo veía el foco amarillo de luz del techo. Ya le parecía extraño que ninguno de sus compañeros haya subido ni siquiera para ir al baño, nadie había tocado la puerta. No tenía reloj y había perdido la noción del tiempo. Temió que todos ya estén cenando sin haberle avisado. Se reincorporó sobre la cama, dispuesto a levantarse a investigar que sucedía pero en ese momento escuchó el ruido del pasillo. Eran pasos, pero un sonido más seco y mucho más repetido. No eran pasos de un hombre, ni de un coordinador, se parecían más a los tacos de una mujer, pero en aquel entonces el pequeño Eugenio, en su fuero interno, no era lo suficientemente ingenuo como para dejarse engañar por pensamientos tan alentadores. Entonces escuchó el chillido de los goznes de la puerta.

La cabra negra, con dos grandes cuernos ondulados y sus ojos rojos como brasas lo miraban desde la puerta que comunica al pasillo. Permanecieron los dos quietos, el pequeño Eugenio en un principio no sintió miedo, sino una extraña confusión, como pensando "¿qué es esto?", mientras miraba a la cabra que cada tanto resoplaba vapor por su hocico. El pelaje de la cabra era totalmente negro.
Cuando Eugenio se para, la cabra no reacciona, pero lo sigue con la mirada, directamente mirándole a sus ojos. Y una vez más se quedan quietos los dos, pero ahora el miedo invadía al pequeño Eugenio que comprendía por fin que este no era un animal común, que lo miraba directamente a los ojos y que sus intenciones eran diabólicas. No sin antes recapacitar un poco, el pequeño Eugenio se largó a una carrera para saltar a la cabra que bloqueaba la puerta, pero en su intento tropieza y cae al suelo del pasillo sin lastimarse mucho, sin embargo, logra levantarse rápido y correr por el pasillo, hacia el lado del comedor y la puerta principal. No se veía un alma en todo el hotel.
La carrera es veloz, Eugenio aprovecha rampas y escalones del hotel para saltar y ganar distancia de la cabra, que además de cuadrúpeda, era muy veloz. Pero los cascos de la cabra negra resonaban como piedras sobre el suelo del hotel, y a veces deslizaban sobre la superficie. Luego de atravesar toda el pasillo de las habitaciones, llega a un vestíbulo en el que hay una rampa y unas escaleras para bajar a la planta baja y en la que también se encuentran tiradas mochilas, guitarras y ropas de sus compañeros. Eugenio aprovecha las escaleras para precipitarse saltando, y por un breve momento pierde de vista a la cabra.
Llega a la planta baja, a la recepción, y se choca contra la puerta cerrada del hotel. En la recepción tampoco estaban las tímidas recepcionistas coyas ni los coordinadores del viaje. Los cascos suenan por la rampa del hotel. El pequeño Eugenio se precipita contra la puerta que da al comedor y el salón de reunión, y luego de abrirla puerta doble, se golpea la frente al chocar con algo y cae al suelo.
Con sus manos en el piso apoyadas para levantarse, se queda estupefacto mirando el techo del comedor, del que colgaban los cuerpos de todos sus compañeros en los que reconoce a algunos coordinadores, sus mejores amigos, las compañeras que le gustaban, y a todos. La emoción es tal que no alcanza a comprender, ni a levantarse, ni llorar, ni siquiera gritar. Solo balbucear un poco, tratando de que alguien le responda una pregunta que no logra formular, porque ya los cascos de la cabra negra se acercan por la puerta que comunica al comedor.

Eugenio, Atentamente.

lunes, septiembre 25, 2006

Debate sobre la violencia del autor contra sus lectores

En el momento en el que desarrollo estas ideas, estoy leyendo la novela de Umberto Eco “El Nombre de la Rosa”. Dado que aún me queda alrededor de tres cuartos del libro para leer no puedo, ni pensaba siquiera, hacer una crítica de libro, sino sobre un tema que a veces resulta verdaderamente irritante, y no solo en la literatura. En la novela ya mencionada, la historia se desarrolla dentro de una abadía de la Edad Medía. Por lo tanto, es normal que todos los monjes que viven y trabajan allí sepan latín, que en aquellos tiempos era el idioma con el cual se realizaban todos los oficios, oraciones y cantos religiosos del cristianismo. El caso es que el latín, no solo es una lengua muerta, sino que es muy difícil de aprender y mi queja va dirigida específicamente a una abundancia de frases en latín en el texto y que ni siquiera están citadas para aclarar sus significados. Y no digo una o dos frases, en verdad hay bastantes, incluso diálogos enteros que se saltean por que resulta inútil leerlos. A todo esto, si el libro fue escrito en un idioma original (que tengo entendido que es en italiano), ¿por qué no se traduce también las partes del texto que están en otros idiomas? ¿Por qué para leer esa novela, o desde otro punto de vista más irrisorio, a “ese autor”, debe el lector entrenarse en el conocimiento de latín o perder una parte del texto por el que pagó y al que dedica su tiempo a leer?

Esto es claramente una ofensa al lector: demandar un conocimiento específico que el lector no tiene razón alguna para saber. Es verdad que para la lectura de ciertos textos científicos sea necesario conocimientos previos para no detenerse en la profundización de temas más importantes. Pero estamos hablando de literatura.

Es común que el núcleo estético de una obra, cualquier tipo de obra, haga una clara referencia a un aspecto de la realidad “científica” o “académica” o de alguna forma esté vinculado. Pero es de buena educación no humillar al lector por no saber algo que nunca antes estudió, a menos claro, que la información sea totalmente residual o se pueda pasar por alto en la historia.

De todas formas, creo conveniente que no hay que exagerar tanto el tema ya que sería parte de una correcta educación de la lectura (o la percepción de otras obras) el informarse en algún diccionario o enciclopedia acerca de lo que se está hablando. Pero a la vez creo que no habría que abusar de esto, hacer un requisito indispensable y con un poco de sentido común dignarse a hacer un asterisco para hacer una breve introducción del tema del que se habla. Incluso Manuel Puig trabaja con esto, ya como núcleo estético en “El Beso de la Mujer Araña” dando información que desde un punto de vista resulta excedente, pero que a la vez es un recurso estético de la novela.

Personalmente, me inclino a pensar que nunca se debe escribir para “el que sabe”. Todo individuo que abra un libro con ganas de leerlo es un lector. Sea un niño, un joven, o un graduado universitario. No se debe hacer diferencias aunque en algunos casos resulten insalvables. Si bien ciertos libros requieren cierto entrenamiento para su mejor entendimiento, un lector con la voluntad de leer no tiene porque hallar obstáculos en su lectura. El autor no tiene porque imponer barreras que discriminen al lector.

Ahora bien, dije que en algunos casos resultan “insalvables”, pero es por una simple necesidad de la obra en sí. Por ejemplo, recuerdo hace poco leer un libro de cuentos de Rodrigo Fresán (“Historia Argentina”) y en uno de ellos citaba y hasta hacía paralelismos con la película de Walt Disney “Fantasia”. Si bien es un clásico del cine de hace seis décadas, es de suponer que no todos los lectores la habrán visto antes de leer el cuento. Afortunadamente y sin saberlo siquiera, yo vi la película dos días antes de encontrar el libro, pero, ¿qué hubiese sucedido si no la miraba? Me hubiese perdido gran parte de la información. En estos casos, imponer al autor que se abstenga de hacer referencias a otra obra de arte que cumpla un papel relevante en la obra es sinónimo de censura. El demonio de la censura. Como solución a esto, solo se puede apostar a que los autores intenten lo menos posible relacionar obras ajenas o también podrían hacerlo pero sin que cumpla un papel importante en la lectura de las mismas.

En cuanto a la información verídica, es claro que el texto al hacer referencia a un tema “académico” puede inducir al lector a informarse o a la vez informar al lector por la misma obra. No necesariamente la totalidad de un hecho o cosa, pero al menos lo suficiente que le permita orientarse, y sin tampoco abrumar de información descriptiva. No hay que olvidarse que los libros, aunque sean novelas de ficción, pueden ser vehículos de conocimiento por más que no estén escritos específicamente para eso. Pero creo que la violencia está cuando estas exigencias sobrepasan de manera irrisoria al lector, que se ve obligado a hacer o tener un estudio o varios estudios, una y otra vez y que lo priven o limiten de leer la obra. En pocas palabras, que el autor demuestre cuánto sabe o que prive intencional o pelotudamente a una parte del lectorado por no contar con ciertos conocimientos.

Hasta el momento, puedo seguir a duras penas la obra de Eco, pero es un texto en el que contiene un importante peso sobre diálogos de discusiones teológicas o filosóficas que se ve empañadas por las frases en latín que cuesta mucho entenderlas por lo que responde el interlocutor.

Finalmente, no soy partidario de que existan leyes establecidas en la literatura, pero creo que si debe haber una norma, es que un libro, al igual que cualquier obra de arte, debe enriquecer al lector, si le gusta. Y que el escritor no se esfuerce para que un lector con conocimientos modestos sea incapaz de comprender la integridad de la obra. Digo “se esfuerce”, porque quizás el escritor hace un auténtico trabajo artístico que trata sobre algún tema que demande cierto nivel de comprensión, pero que en tales casos, lo correcto sería que el autor, justamente se esfuerce, pero por lo contrario: por hacer entendible la obra para cualquier lector que adquiere tal título desde el momento en que sostiene un libro con sus manos.

miércoles, septiembre 20, 2006

Joss Stone, y tantas otras cantantes de rythm & blues, tienen un sistema operativo sexy.

sábado, septiembre 16, 2006

Batman


He estado leyendo ultimamente la edición de la biblioteca Clarín del Cómic de Batman y he notado algunas ideas que en algún futuro me gustaría profundizar. Estas son tan solo las hipótesis.

En principio, Batman, en el panteón de los superhéroes del cómic lleva el título del único superhéroe sin "superpoderes" o facultades extraordinarias.

Error. Batman no puede volar como Superman, no puede saltar y usar telarañas como Spiderman y hay tantas otras extraordinarias que no puede hacer por ser un "hombre común" con disfraz. ¿Pero, entonces, cómo es que Batman lleva el título de "superhéroe"? ¿Cómo puede enfrentar a tantos criminales, mafiosos y enemigos en Gotham City si por definición es una ciudad apenas un dedo más agradable que Sin City? ¿Cómo es que sigue vivo y victorioso, y por si fuera poco, su razón de éxito por alrededor de cinco décadas y contando?

Batman tiene un superpoder: es un CAPITALISTA, un magnate en otras palabras. El poder de Bruce Wayne y su alter ego radica en su traje, sus accesorios, sus vehículos, en otras palabras sus MEDIOS DE PRODUCCIÓN (o poderes). Es decir, es imposible imaginar a un Batman pobre que tiene que trabajar ocho fatigosas horas para luego esperar a ahorrar lo suficiente para comprarse su batibúmerang.

Antes de proceder con el análisis, voy a presentar el ejemplo del genial cómic del héroe de Gotham, "La Broma Asesina", disponible en la misma colección de Clarín. El cómic es en pocas palabras una obra maestra. El tratamiento escénico no tiene nada que envidiarle al cine, la narración cuenta paralelamente tres o cuatro historias, los dibujos de Alan Bolland son espectaculares y recrea la esencia del mejor Batman.

En esa historieta, según los comentaristas de Clarín, "se pone en un pie de igualdad los trastornos mentales de Batman y The Joker". Y también el trasfondo. Exploremos el paralelismo:

Batman surge como consecuencia del asesinato de sus padres millonarios y honrados a manos de un criminal callejero. Por eso dedica toda su espartana vida a su perfeccionamiento físico e intelectual y acaba siendo un superhéroe que actúa al márgen de la ley pero sin infringirla. Es decir, hace cumplir la ley, los propósitos materiales, pero no por los mecanismos establecidos por ella.

The Joker es al revés. En una época de crisis, era un hombre recién casado, comediante desocupado (y al parecer frustrado), que vivía en un pobre departamento alquilado con su mujer embarazada.

Es decir, hasta el momento tenemos una oposición. B: niño rico huérfano, J: adulto pobre y desoscupado que está al borde de la marginalidad.

Continuamos con The Joker. El hombre al final, rebuscando la forma de ganar algo de dinero para prosperar, se junta con una pareja de criminales que planea robar una fábrica química.

A todo esto, ¿no es, por regla general, esto exactamente lo que pasa en la vida real? Un hombre que es empujado al delito por las circunstancias. Claro que hay muchos otros fenómenos que explican el delito. Pero por lo general, desocupación y marginalidad son componentes activos de la fórmula criminal.

Entonces, un hombre que no quiere caer en la pobreza junto a su esposa y su futuro hijo se convierte en un criminal contra sus propios deseos. Resumiendo, el golpe resulta un fracaso y Batman empuja al hombre a una piscina de ácido de la que emerge The Joker.

Otros datos que aporta "La Broma Asesina" es que The Joker se asocia con los marginales, con los fenómenos del circo, la mujer gorda, hombres deformes, siamesas, enanos. Bruce Wayne, el magnate más apreciado de Gotham City, lucha a puño limpio contra la escoria de la sociedad, que no es otra cosa que la escoria que la misma sociedad, directa o indirectamente, creó.

Es decir, Batman como superhéroe tiene significados que habría que apreciar con cuidado.

Eso es todo, por ahora.

sábado, septiembre 09, 2006

Sexo, drogas y CAPITALISMO

Partamos desde la base que una, entre tantas otras, características y principios del capitalismo es la maximización de la ganancia y para ello es necesario la reducción de los costos. Es decir, paralelamente a todo lo que se sabe acerca de los mercados competitivos, si quiero vender ganar más, lo que hago tiene que ser lo más barato posible con respecto a lo que me costó hacerlo, es decir, la producción de la mercancía.

Bien, hagamos ahora una vaga retrospectiva sobre la "industria musical". Es por todos conocidos que la música es un arte dificil de vender en sus orígenes. Hoy quizás tenemos mil formas de consumir música (CD, mp3, televisión, entre otros) además del siempre vigente concierto o interpretación en vivo, que implica contacto directo entre músico y audiencia. Es decir, para que la audiencia (consumidor) escuche música (consuma) el músico (productor) debe estar tocando sí o sí, sino, no hay música. En los tiempos en los que la única forma de mantener el consumo de música era por medios practicamente irrealizables o bizarros (sustentar los propios músicos u orquesta o secuestrarlos), los COSTOS eran ALTOS, es decir, había una relación equivalente entre precio natural (valor social) y valor de cambio ($). Por tanto, la música no era un buen negocio, pero no por ello fue despreciado como arte. También implica una relativa menor cantidad de producción de obra musical, en función del tiempo, que como saben, eran "más largos" en aquellos tiempos.

Se entenderá todo mucho mejor si se lo compara con las innovaciones muisicales del siglo XX, que como muchos saben, fue de las artes que más se desarrollaron durante su transcurso. Me refiero en tanto a desarrollo de productores (bandas, músicos, autores, intérpretes y además el factor industria discográfica) como a la mercancía o producto (se aprecia por la cantidad y diversidad de géneros nuevos y subgéneros desarrollados, volumen de canciones/obras creadas y la inclusión del sonido eléctrico), y claro está, el consumo de la música (CD, mp3, vinilo, televisión, etc.).

Los detalles que me interesan señalar específicamente, son los siguientes:

En los tiempos de Mozart y la música denominada "clásica" el consumo a cualquier hora y lugar era impensable, además, la misma música estaba hecha para reflejar esta realidad. Aquí intento señalar que la música se interpreta por grandes orquestas y que consista en obras de una duración considerable. Además que los mismos músicos necesitaban una preparación (costos) profesional importante, es decir, no eran muy comunes los intérpretes que solo tenían una guitarra, su voz y que nunca pisaron un conservatorio, menos aún que sean reconocidos y exitosos.

En la modernidad, más precisamente desde la expansión del mercado cultural en la sociedad de consumo por los avances en tecnología y comunicación (junto a sus fenómenos), la situación es diferente.

Tenemos, por un lado, muchas bandas que no son muchos más que cuatro intérpretes, que para tocar no pasaron por años de costoso conservatorio y que para alcanzar el éxito de audiencia (y encima a nivel mundial!) no tienen más que juntarse en una sala de grabación y meses más tarde, por todo el mundo suenan en casas y bares a lo largo del mundo gracias a un esfuerzo comparativamente residual.

Es decir, hay una relación de minimización de costos entre:

1. Las grandes orquestas* con músicos profesionales de conservatorio y los músicos de veinte años, con instrumentos de fabricación industrial/masiva y capacitación breve.
2. Tiempo de interpretación porque, a pesar que existan cientos y cientos de refutaciones, podríamos afirmar generalizadamente que el tiempo de duración de cada obra se redujo considerablemente.
3. La necesidad de un músico tocando solo lo que sabe para escuchar/consumir música a la reproducción musical, que además asegura la diversificación (porque, por ejemplo, adentro de dos casettes distintos tengo dos bandas u obras distintas).
4. Educación musical costosa y de dificil acceso (conservatorio y escasos profesores particulares) y una educación musical más barata, por abundancia de profesores (mayor oferta de educación que equilibra la demanda).

Además, diversificación de la producción:

1. Amplia diferencia a nivel de VARIEDAD de géneros musicales existentes entre el siglo XX y todo lo anterior.
2. Instrumentos y técnicas de grabación y producción electrónica.
3. Industrialización del instrumento musical, que permite acceder mucho más fácil a un instrumento musical a cualquier persona.
4. Y lo anterior implica que existan una gran cantidad de intérpretes y autores que además cuentan con un amplio abanico de géneros y estilos para tocar y hacer música.

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Todo lo anterior lo escribí en alrededor de media hora. Quiero aclarar que mis nociones de economía son bastante limitadas y por eso pueden ser incogruentes.
Se acepta cualquier comentario/crítica, teniendo en cuenta nada más que esto no es nada profesional.

Eugenio

viernes, septiembre 01, 2006

De un debate en un fotolog.



(Puede que este debate se extienda y deba actualizarlo en el futuro)

Acto número 1


.pau @ 2006-09-01 09:03 said:
asco.todo una mierda. aguante pérez esquivel que se cortó solo y se fue al carajo.asco la clase media.

Acto número 2

es_mio @ 2006-09-01 12:02 said:
.pau @ 2006-09-01 09:03 said:asco.todo una mierda. aguante pérez esquivel que se cortó solo y se fue al carajo.ASCO LA CLASE MEDIA.----------------------------------------vos me stas jodiendo flaca?... asco la clase media??--- entonces te das asco vos misma y pero.. pero porque no me ejas de joder y empezas a pensar un poquito antes de hablar mami

Acto número 3


es tuyo @ 2006-09-01 13:41 said:
"Un burgués asustado, es un burgués fascista".En cuanto a la clase mediocre... ehm... perdon... clase media... Es claro que un reclamo de seguridad se da siempre en el marco de seguridad contra algo o por algo.Mejor dicho, seguridad por ese "estatus social" que los diferencia de los negritos que quieren encanar y/o hacer desaparecer.No coincido necesariamente con la expresión peyorativa (que dicho sea de paso, yo, hijo de médico de Caballito no me ofende en lo más mínimo) de .pau, pero seguramente se refería sin desarrollar argumentación alguna que los mediocres asistentes de la marcha del Terror, errr, de blumberg, responde a un sentimiento tan nefasto e irracional como es el miedo, en lugar de preguntarse por qué se desarrolla el fenómeno de la "inseguridad" (como concepto que engloba muchos factores y generando esta sensación de pánico) para intentar superar estos conflictos sociales de una manera que no implique la represión o aniquilación de personas que seguramente no saldrían armados a la calle si podrían optar por algo mejor y que los INCLUYA EN LA SOCIEDAD.En lugar de eso, se tapan los ojos y se dejan conducir por la hipocresía, el miedo y el total olvido de que en este planeta existen otros seres humanos que tienen los mismos sentimientos y necesidades que una afortunada y temerosa clase media.

A.

Les mantendré al tanto si debo actualizarlo.

A.