lunes, octubre 15, 2007

Algo raro anda pasando en Buenos Aires

No me gusta ser presumido, pero creo que a veces me pasan cosas raras.
Al parecer tengo una especial afinidad con los extranjeros, anoche fue la segunda vez que un extranjero me invitaba una cerveza en un bar. La primera vez fue una noche que decidí ir a ver, yo solo, una banda por el nuevo y cheto "bajo". Se sentaron en mi mesa una tucumana simpatiquísima y un holandés, una pareja de cuarenta años, más o menos. Nos hicimos amigos rápidamente.
Anoche, me crucé con Nordin. "Nordin", hace algunos años era un lugar. En alguna otra época de mi breve vida, solíamos ir con mis amigos a Nordin, sobre la primera paralela de Rivadavia, perpendicular con Av. La Plata. Llegamos a frecuentar, en cierta medida aquel lugar. A mi me fascinaba. Pasaban músicas negras de las viejas, jazz, rock, soul, mucho blues, y también flamenco y otras músicas étnicas. En cada mesa había una botella que estaba embadurnada de cera, porque les iban prendiendo una vela tras otras, y la cera se acumulaba. Había también una heladera cubierta de cera. Recuerdo narguiles, motivos arabescos, fotos de músicos negros ígnotos. Muy pintoresco todo. Lo llamábamos "el bar marroquí", porque "Nordin" significaba en lengua marroquí "Claro de Luna".
Ahora, y desde mi punto de vista, Nordin no es más un lugar, es una persona. Es el mismo tipo que trabajaba en el lugar. Recuerdo muy bien la última vez que lo vimos con Ale, nos dijo: "este es su bar, yo solo trabajo aquí". Anoche lo vi fuera de Bellagamba, mi nuevo lugar de noche.
Dijo que cerró el bar porque no podía conocer Buenos Aires, y dice que algo está pasando. Nunca me caractericé por mi buena memoria, pero recuerdo que dijo algo de un túnel, y que en Buenos Aires es el lugar donde se está juntando la paz y el amor. Seguramente me lo habrá dicho de una forma más coherente a como ahora lo puedo evocar.
También dijo, al igual que mi hermano, que hay un aura alrededor mío, él la podía ver: "Tienes el gen de la aceptación", pretendo recordar. Y por algunna razón rara, también me preguntó si yo confiaba en mi mismo, cosa que le respondí que no. Me dijo que era difícil, pero debía confiar en mí...
Así que, al parecer en Buenos Aires están ocurriendo cosas raras, y están dando vueltas algunas energías. La última vez que me crucé con Lula, otra de mis "guías" en cuestiones espirituales, me dijo que las estrellas estaban enloqueciendo...

martes, octubre 09, 2007

Mi mate

Yo tengo un mate. Es de color madera clara, de forma redondeada, como una teta grande sin pezón, hueca. El borde está cubierto por una placa de metal con unos grabados incoherentes. No solo que es de mi propiedad, tiene algún tipo de particularidad para mí, algo fantasmal y simbólico que va más allá de esa sensación vana y vaga sobre la conformidad y el acostumbramiento sobre las cosas que vemos y usamos cotidianamente. Es más especial que las incontables veces que habré bebido de él o la cantidad de kilos de yerba que habrán pasado por ahí o los litros de agua caliente que habré volcado. No, no es nada de eso, que ya es mucho de por sí.
A mi mate le doy (o tiene por si mismo) la particularidad de encerrar y quedarse con un poquito de todas las personas que han bebido de él. Por esta misma lógica, diría que ya tiene una gran parte de mí, pero no es eso, es mi mate, el mate es mío. Lo importante, se trata de todas las personas que alguna vez han bebido de él. Eso significa, necesariamente, que todas aquellas personas habrán compartido algún mate conmigo. Por “mate” entiendo “un momento”, alguna oportunidad. Es decir, que guarda ese mate, o guardo yo en mi mate, algunos momentos que he compartido con muchas personas, la verdad.
Mi mate se alimenta de todos los que beben de él. Es una relación recíproca. Al mismo tiempo que alguien chupa de mi mate, mi mate lo/a chupa a él o ella algún poquito, algún momentito que ahora se queda en esta cosa hueca de color madera clara, de forma redondeada como una teta grande sin pezón.